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5 platos que saben mejor a más de 1.000 metros de altitud 

No hay duda: el apetito se despierta de forma especial en la montaña. El aire es más limpio, los sentidos se agudizan y los sabores parecen tener más cuerpo. Comer a más de mil metros sobre el nivel del mar no es solo un acto de necesidad, es una experiencia. En el Asador de Canfranc, ubicado en el corazón de nuestro hotel en la mítica Estación Internacional, lo vivimos cada día. 

Y aunque podríamos hablar de decenas de platos, hoy queremos compartirte cinco que, sinceramente, saben mejor aquí arriba. Porque la altura, el entorno y la brasa los convierten en algo más que una comida: los transforman en recuerdos. 

1. Pollo de corral a la brasa: el sabor auténtico de la cocina de antes 

Puede que hayas comido muchas veces pollo a la brasa. Pero hay algo distinto cuando el fuego lo acaricia lentamente en plena montaña, con el aroma de la leña mezclándose con el frescor del Pirineo. Nuestro pollo de corral se cocina frente al comensal, en nuestra zona de brasa visible desde el comedor, y conserva ese sabor intenso y honesto que solo tienen los ingredientes de calidad preparados con mimo. 

El entorno hace el resto: mientras esperas, el vapor del aliento en el aire frío y la vista del entorno nevado o verde según la estación, convierten la espera en un ritual. 

2. Secreto ibérico con salsa de mostaza y miel: contraste que reconforta 

Jugoso, tierno y con ese equilibrio entre dulzor y potencia que tanto gusta. El secreto ibérico es ya un clásico en la carta de nuestro restaurante, y cuando se sirve con una salsa de mostaza y miel ligeramente caramelizada, ocurre algo especial: cada bocado tiene esa mezcla entre lo rústico y lo gourmet que tanto apetece después de una caminata, una jornada de esquí o simplemente un paseo por el histórico entorno de Canfranc. 

A más de mil metros, este plato no solo nutre, sino que reconforta. Y si lo acompañas de un buen vino de la tierra, la experiencia alcanza otra dimensión. 

3. Sartén de huevos rotos con longaniza de Aragón: tradición con alma montañesa 

Es uno de los favoritos. Y no es para menos. Nuestra versión lleva una generosa ración de longaniza de Aragón, huevos rotos y patatas doradas al punto justo. El resultado es un plato contundente, sabroso y lleno de historia, ideal para compartir y repetir. 

Lo mejor de todo es que este plato se disfruta con la vista puesta en los ventanales, donde el paisaje cambia según la temporada, pero siempre con un telón de fondo imponente: montañas, pinos, nieve o cielos azules infinitos. La altura lo potencia todo. 

4. Sopa montañesa con huevo escalfado y crujiente de jamón: calor que abraza 

Cuando el frío se instala en Canfranc y el invierno cubre los techos de blanco, hay una receta que pide paso: la sopa montañesa. Esta receta típica de la zona es uno de los imprescindibles de nuestra carta de invierno, perfecta para quienes llegan con el cuerpo helado y el alma abierta. 

El huevo escalfado se funde con el caldo, mientras el crujiente de jamón añade ese toque salado y aromático que eleva el sabor. Es, literalmente, una sopa que abraza desde dentro. Uno de esos platos que se disfrutan con silencio, solo interrumpido por el sonido de la cuchara. 

5. Propuestas vegetarianas y sin gluten: bienestar para todos los gustos 

A más de mil metros también cuidamos de quienes buscan opciones distintas. En nuestra carta, renovada con cada estación, encontrarás platos pensados para vegetarianos y personas con intolerancias alimentarias. Porque comer bien no debería estar condicionado por las etiquetas, sino por el deseo de disfrutar. 

Las verduras de temporada, los cereales integrales, las legumbres y las recetas tradicionales reinterpretadas sin gluten tienen aquí su propio espacio. Platos ligeros, equilibrados y sabrosos que combinan a la perfección con el estilo de vida saludable que inspira el entorno. 

Comer en altura: una experiencia que va más allá del plato 

Si algo hemos aprendido es que los sabores se vuelven más intensos cuando se combinan con buenas vistas, buena compañía y el ritmo pausado de la montaña. Comer aquí no es solo sentarse a la mesa, es vivir una experiencia multisensorial que comienza con el aroma de la brasa y termina con una sobremesa sin prisas, mientras fuera la vida continúa, más despacio. 

En cada estación del año, adaptamos nuestra carta a los productos de temporada, a los caprichos del clima y a las ganas de sorprender. Porque sabemos que cada plato, aquí arriba, tiene algo especial que contar. 

Así que ya sabes, la próxima vez que pienses en escaparte al norte, al calor del fuego, con una buena comida por delante y la naturaleza de fondo, recuerda que en nuestro asador en Canfranc estamos cocinando justo lo que necesitas.